Cómo aprestamos al niño para la adquisición de la lectoescritura


Dinorah J. Reyes Bravo.

El aprendizaje de la lectura como un proceso gradual, lleva en sí factores que intervinen en el mismo, entre los que existe una relación dialéctica que no resta a ninguno su importancia.
Pero para aprender a leer y escribir es preciso que el niño se encuentre maduro. Qué significa esto?
Se define madurez para el aprendizaje escolar como "… la capacidad que aparece en el niño (a) de apropiarse de los valores culturales tradicionales junto con los otros niños de su edad, mediante un trabajo sistemático y metódico" (Remplein, 1966).
La madurez se refiere básicamente a la posibilidad que el niño, en el momento de ingreso al sistema escolar posea un nivel de desarrollo físico, psíquico y social que le permita enfrentar adecuadamente dicha situación y sus correspondientes exigencias. Estos niveles son importantes de desarrollar en el niño para que pueda acceder a los cambios sin problema alguno y así lograr la adaptación a situaciones nuevas.
Para la maduración de los niveles del desarrollo intervienen dos factores básicamente, los internos y los externos; tales como:
F   las maduraciones fisiológicas, anatómicas, nutricionales,
F   la estimulación,
F  la cognición,
F   la afectividad y
F  otras.
Entre los factores específicos que influyen en la madurez escolar, encontramos:
   Género.
   Edad cronológica.
   Salud (incluyendo alimentación).
   Estimulación psicosocial: determinado nivel de información y experiencias, estimulación-sensorial, psicomotriz, comunicación verbal, atmósfera emocional adecuada.
   Factor intelectual.
Es válido destacar la diferencia entre edad madurativa, que es la que nos indica el estado evolutivo del niño en función de su edad cronológica y el desenvolvimiento de sus habilidades cognitivas, emocionales y neurológicas; y la madurez para el aprendizaje, la cual nos indica el nivel en cuanto a calidad y ritmo de aprendizaje según la graduación escolar de ciclos, ubicando al niño en un nivel independiente de su edad cronológica, se le conoce también como nivel de competencia curricular; lo anterior se da cuando un estudiante está en un nivel educativo, pero su madurez para el aprendizaje se ubica en un nivel inferior o superior al que se encuentra, de ahí la independencia o separación entre la edad cronológica y la edad madurativa.
Se debe tener presente que la edad cronológica es la edad que tiene el niño (a) es decir, su tiempo vivido; mientras que la edad madurativa es la edad a la que equivale su nivel cognitivo. De aquí la importancia de que los niños y las niñas posean las bases mínimas que indican su maduración y equilibrio para los procesos de enseñanza y aprendizaje, puesto que tener 5, 6, o 7 años de edad cronológica, no representan ninguna garantía para el docente y/o padres de familia.
Un desarrollo insuficiente en ciertas funciones dará como resultado una disarmonía cognitiva subyacente al fracaso escolar. Es válido destacar que estas disarmonías cognitivas se correlacionan con el fracaso en la adquisición de los primeros aprendizajes e influyen en la relación que el niño establece con el centro educativo, con el hogar y con su grupo de pares (iguales). Es a lo que se denomina inmadurez.
Existen tres clases de inmadurez:
  Inmadurez neurológica.
  Inmadurez emocional.
  Inmadurez psicomotora.
Inmadurez neurológica: Detectada mediante un electroencefalograma, el trazado es anormal, lo que indica que el niño posee una actividad bioeléctrica que se halla en un estadio todavía inestable o retrasado con respecto a la media. Se atribuye a una alteración del proceso de maduración acompañado de irritabilidad, pero sin influir en la inteligencia.
Inmadurez emocional: Es una no maduración de la inhibición de reacciones emocionales. El niño inmaduro responde a cada situación con valores afectivos propios y constituye una manera de adaptación al medio que no responde a los parámetros esperados para la edad.
Inmadurez psicomotora: Es la que aparece en el marco del desarrollo psicosocial. Esta se da en tres espectros:
F  Leve: Perturbación leve de un área, tiene un pronóstico muy bueno.
F  Media: Perturbaciones o bloqueos temporales en una o más áreas, su pronóstico es de evolución y recuperación lenta.
F  Severa: Disarmonía generalizada que produce retraso en varias áreas, se generaliza por un pronóstico de recuperación constante.
Algunos de los componentes de la psicomotricidad son:
q  Tono muscular.
q  Equilibrio: integración senso-perceptivo-motriz (espacialidad y temporalidad)
q  Lateralidad.
q  Conciencia corporal: sus 3 componentes y coordinación óculo-manual.
Qué necesita el niño para leer….?
Se conjugan para ello diferentes factores, entre los que se encuentran los fisiológicos, los intelectuales, emocionales y los relacionados con el entorno.
Factores fisiológicos
En el hemisferio izquierdo del cerebro existen zonas que controlan la función del lenguaje, el que tiene su implicación en la lectura.
La correcta lateralidad y/o una preferencia significativa por el uso de uno de los lados; numerosos estudios han demostrado que las dificultades en la lectura aparecen más frecuentemente en los niños que presentan inseguridad en la orientación o arbitrariedad en cuanto a los movimientos oculares de rastreo, debido a una indiferenciación hemisférica cerebral. En esta situación, ambos hemisferios se interfieren e impiden construir un esquema unívoco de abordar el análisis de las relaciones espaciales y la direccionalidad de los movimientos.
La visión, conjuntamente con la audición, están también comprometidas en el acto lector. Los defectos visuales, así como las hipoacusias, pueden condicionar el aprendizaje de la lectura. Parece que en general, y respecto a la visión, hay poca relación entre los defectos visuales y la capacidad de leer, únicamente tienen cierta incidencia la falta de agudeza visual para ver de cerca y el equilibrio muscular deficiente en el ojo.
Durante el acto lector los movimientos oculares son discontinuos e irregulares. Las impresiones visuales llegan al cerebro en los momentos de pausa, cuando la imagen se detiene en la retina. Los ojos efectúan de cuatro a diez pausas a lo largo de una línea de longitudes normal.
Consecuentemente e independientemente de la incidencia de defectos visuales en el aprendizaje de la lectura, existe un factor de madurez ocular relacionado con el tono muscular y la automatización de los «barridos oculares», ya que no se lee letra por letra, sino por una percepción global, sincrética, que recae sobre los primeros signos y sobre la primera mitad de las palabras.
La discriminación auditiva o desarrollo de la capacidad fonemática. Ello permite la adecuada diferenciación de los sonidos del idioma.
La adquisición de un buen esquema corporal y la consecuente orientación en el espacio  es condición para un buen aprendizaje de la lectura.
El niño debe haber superado el estadio de referencia al propio cuerpo y ser capaz de orientar objetos entre sí adquiriendo la noción de relatividad en la posición de éstos. Corresponde esta situación a una correcta organización perceptiva-motora como base de las estructuras témporo-espaciales. El aspecto temporal de estas estructuras viene dado por las percepciones visuales.
Existe una evidente implicación de la psicomotricidad ya que el insuficiente desarrollo psicomotor afecta a las condiciones necesarias para una madurez aceptable.
Factores intelectuales
Incluye el desarrollo de capacidades de comprensión, interpretación, conceptualización, resolución de problemas y razonamiento.
Desde el punto de vista cognitivo requiere del desarrollo de todos los procesos de esta esfera:
ü   pensamiento
ü   memoria
ü   Imaginación
ü   atención, etc.
Factores emocionales.
Algunos estilos educativos en padres y maestros pueden ocasionar dificultades emocionales en el proceso de aprendizaje al enfrentar la lectoescritura:
           Actitudes de desatención, abandono o minimización del valor que para padres y maestros tenga el conseguir o no que “él” aprenda a leer.
           Carencia de vivencias o privación de éstas por padres que no le ofertaron al niño con relación al disfrute de historias leídas y manipulación de libros con historias ilustradas.
Qué deben de brindar tanto padres y maestros en tal sentido?
  Apoyo, seguridad.
  Confianza en sí mismo.
  Propiciar su independencia.
  Brindar afectos positivos y lograr emociones positivas por el aprendizaje, no ser permisivos.
  Una buena comunicación, asertiva.
  Reconocer sus logros.
  Llevarlo al reconocimiento de sus errores, no satanizarlo por ellos, son parte del proceso de aprendizaje.
En algunas ocasiones aparecen señales que hacen pensar en trastornos emocionales o de la personalidad. Difícil es discernir cuándo éstos son causa o consecuencia de la dificultad de aprendizaje. Los signos de alerta que aparecen frecuentemente en los niños que se enfrentan a la lectoescritura, son los siguientes:
          Timidez, (egocentrismo, reacciones de frustración, ruborización, reacciones de inferioridad).
           Enajenación.
          Negativismo emocional (llanto o reacciones psicosomáticas como dolores de cabeza, reacciones vagales, vómitos, otras)
          Reacciones de bloqueo oral o motor “shock psicológico” en el momento de participar, que no ocurre cuando lo hace voluntaria y espontáneamente si piensa que nadie le está mirando.
           Indiferencia (holgazán, desatento, rechazo abierto)
           Nerviosismo. (Onicofagia, sudoraciones, hiperactividad, tartamudeo).
Factores ambientales
El ambiente que rodea al niño influye en el grado de madurez para la lectura, puesto que las vivencias previas y actuales darán o no significado a los símbolos impresos. Importante aquí es el conocimiento del ambiente familiar y comunitario y la consciente acomodación de las condiciones ambientales en cada uno de los medios (hogar, escuela y comunidad).
Cuáles son las áreas en las que se debe de enfatizar el trabajo para el desarrollo de las habilidades necesarias para el aprendizaje de la lectoescritura?
Es preciso tener claro esto para brindar una adecuada atención a estas áreas. El tratamiento específico de las alteraciones madurativas se debe enfocar mayoritariamente en las áreas del desarrollo:
E  Coordinación visomotora.
E  Memoria inmediata.
E  Memoria motora.
E  Memoria auditiva.
E  Memoria lógica.       
E  Pronunciación (expresión oral y discriminación auditiva).         
E  Coordinación motora.
E  Atención.
E  Fatigabilidad.
E  Capacidad fonemática.
Qué actividades se pueden desarrollar en tal sentido?
Copia de figuras, trazos.
Recortado entre líneas, de trazos, de figuras, etc.
Trazos de rasgos.
Rasgado, modelado.
Ensarte de cuentas.
Recordar serie de palabras (5, 7, 9)
Nombrar los objetos observados en una lámina después de 30 segundos y ocultar la misma. (5, 7, 9)
Repetir trazos en el aire que han sido demostrados y copiarlos en el papel.
Repetir cuentos cortos, responder preguntas sobre ellos.
Repetir palabras para que las pronuncie correctamente.
Identificar sonidos de instrumentos musicales, número de toques, etc.
Describir láminas, se pueden apoyar con preguntas.
Tachado de letras a partir de un modelo o la figura que resulte diferente en un conjunto aparentemente semejantes.
Hallar diferencias en láminas  semejantes.

En fin…
Se pueden desarrollar un sinnúmero de actividades que contribuyen a la maduración del niño para que se enfrente al aprendizaje de la lectoescritura con éxito.
No se puede obviar la importancia de los factores emocionales y ambientales, los que también precisan ser atendidos cuidadosamente.




1 comentario:

  1. Útil y claro. En especial cuando se nos olvida que las actividades que diseñamos deben tener un propósito claro, encaminado a la adquisición de habilidades específicas.

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