Nuevas necesidades docentes para educar en y para la diversidad.


Dinorah J. Reyes Bravo
Desde hace algunas décadas la educación, como un problema global, ha estado sometida a profundos cambios, en busca de lograr que la formación de las nuevas generaciones estén en correspondencia con el desarrollo social, científico y tecnológico de cada país. Esto ha llevado a la revisión de modelos educativos que han introducido nuevos términos en el quehacer pedagógico.
Entre estos términos se encuentran necesidades educativas, necesidades educativas especiales, atención a la diversidad., lo que ha modificado la dinámica en el ejercicio de la labor pedagógica.
Las necesidades educativas pueden expresar cambios que es necesario lograr en el alumno o en su entorno y que los mismos no han interiorizado, pero que constituyen condiciones para la consecución de los propósitos formativos del currículo escolar.
El concepto de necesidades educativas especiales subraya la naturaleza interactiva de las dificultades de aprendizaje, al analizarlo nos permite comprender que las dificultades no sólo se hallan en el alumno, sino también pueden estar dadas en las características del entorno educativo en el que se desenvuelve y/o en la respuesta educativa que se le ofrece, valorando además como el marco apropiado la misma escuela común y considerando como último recurso la escuela especial.
Hablar de diversidad implica pensar en la unidad. Tradicionalmente el docente ha trabajado para grupos homogéneos, sin considerar lo diverso en el mismo. Hoy pensamos en esa relación dialéctica unidad-diversidad.
La unidad está representada en el propio grupo escolar, el que constituye una unidad sociopsicológica condicionada por fines comunes, normas grupales, una determinada orientación valorativa que contribuyen a su coherencia como unidad que lo diferencia de otros grupos. Al mismo tiempo el grupo está constituido por un conjunto de niños con particularidades psicológicas diferentes, conformados por elementos disímiles, lo cual es denominado diversidad; desde esta diversidad cada uno de ellos constituyen una unidad psicológica integral que lo diferencia de los otros según su ritmo de aprendizaje, las estrategias que establecen, los estilos, de manera que el maestro se mueve constantemente en el marco de esta contradicción que, cuyo manejo adecuado, contribuye a su solución y a un aprendizaje desarrollador tanto para el grupo como para los escolares. He ahí la atención a la diversidad.
Esto ha traído consigo nuevos modelos de evaluación e intervención desde una perspectiva sociopsicopedagógica.
No obstante para poder brindar una adecuada atención a la diversidad escolar se precisa de cambios en nuestra práctica educativa, no podemos enfrentar un nuevo modelo con viejas costumbres, hábitos, modos y recursos de trabajo. Se necesita de algo más…
Se hace necesario un cambio de actitud.
·      Un clima de respeto y confianza.
Para enfrentar esta nueva concepción se hace necesario nuevas formas de vernos a nosotros mismos, implica preparar a la institución y preparar a los especialistas en la aceptación de nuevas ideas, propuestas, puntos de vistas y enfrentarlos de manera cooperativa, considerando los derechos de los demás. Significa crear un ambiente seguro, sin temor al ataque, un ambiente de participación en el que las personas se sientan cómodas.
·      La cooperación y la colaboración.
Trae consigo que los actores del proceso educativo se comprometan con los objetivos planteados en el proyecto educativo de la escuela, que participen con entusiasmo, que asuman la idea de que el éxito educativo es imposible sin un trabajo en común. La cooperación se constituye en un recurso que facilita darle cumplimiento al principio de la unidad en la diversidad.
La cooperación implica compartir objetivos, metodologías, normas, técnicas, en función del objetivo educativo.
Una actitud colaborativa en cada uno de los actores del proceso educativo lo hace capaz de integrar un equipo de trabajo, con plena conciencia de que la suma de las aportaciones particulares hacen un todo superior a la suma de las partes, poner en práctica actitudes de colaboración al interior de los equipos de trabajo, genera confianza y retroalimenta adecuadamente a los miembros del grupo docente.
Es preciso valorar la colaboración como herramienta para obtener resultados compartidos, solicitar ayuda a los demás miembros del equipo cuando se requiera, ofrecer colaboración a los demás, apoyar en las experiencias y habilidades de sus compañeros de trabajo para alcanzar los objetivos del equipo y ser capaz de complementarse con otros miembros del equipo cuando se realiza tareas compartidas.
·      Asertividad.
La comunicación es un factor importante para el buen desarrollo de este proceso. Ella permite dar a conocer las necesidades, tanto de cada uno de nosotros como profesionales de la educación como las del proceso que enfrentamos, solicitar ayuda, ofrecer apoyo, expresar sentimientos, solucionar conflictos. Mucho más dentro del equipo multidisciplinario especializado.
Pero, ¿estamos siempre dispuestos a escuchar y respetar los criterios y sentimientos de las otras personas?
Nos comunicamos efectivamente cuando logramos crear un clima de confianza y respeto mutuo, hacemos valer nuestros derechos cuando decimos lo que necesitamos, creemos, sentimos y pensamos de una manera clara, directa, sin agredir a los demás, en una forma constructiva.
Un comportamiento asertivo ayuda a respetar y comprender las diferencias, contribuye además a nuestro crecimiento personal y grupal, redunda asimismo en la eficiencia del proceso educativo.
La asertividad se expresa en los siguientes aspectos:
1.    Ser honesto.
2.    Ser directo.
3.    Ser oportuno.
4.    Respetar a los demás.
5.    Tener control emocional.
6.    Adecuada expresión no verbal de los mensajes.
·      El diálogo en función del objetivo.
Para lograr el objetivo educativo que nos conduce a atender las necesidades educativas, especiales o no, que connotan la diversidad escolar es necesario en todo momento el diálogo. Esta relación dialógica debe ser un recurso que prime en la relación entre los profesionales, en la relación maestro-alumno donde cobra una importancia especial y relevante pues pone al alumno en situación de aprender a comunicarse con el maestro, con los compañeros, dentro y fuera del aula, o sea hace transferencia a su vida cotidiana. El diálogo ayuda al niño a la formación ciudadana, ya que ello genera respeto y consideración hacia los demás, sea cual sea el ámbito de interacción.
·      Una actitud receptiva.
Está destinado a la apertura ante el cambio, la transformación, hacia la asunción de una cultura de cambio. Responde a la necesidad de transformar estilos, estrategias didácticas, en función del alumno. En este contexto cobra esencial importancia la creatividad pedagógica.
El ser receptivos implica saber escuchar, observar, atender lo humano, no dejar pasar inadvertida cuestiones que saltan a la vista, saber interpretar lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
La receptividad conduce al profesional de la educación hacia la creación de nuevos proyectos educativos, nuevas alternativas.
·      La creatividad pedagógica.
Es necesario para ello asumir actitudes flexibles, novedosas, originales. Ella adelanta al profesional hacia la asunción de riesgos, teniendo claro que lo más importante es lograr aprendizajes eficientes en el educando, que todo lo que se haga en función de esto tiene que estar alejado de la rigidez, la estereotipia, porque cada sujeto necesita una atención diferenciada. Sólo a través de la creatividad se puede atender la diversidad.
La creatividad trae consigo meditar y repensar las estrategias que se están llevando a cabo, los recursos y materiales didácticos en los que nos apoyamos, las actitudes psicoeducativas que asumimos ante el proceso.
·      El trabajo en equipo.
En la actualidad los descubrimientos más importantes y soluciones a problemas relevantes no se hacen por un solo individuo, sino que son fruto de un trabajo mancomunado de todo un equipo de científicos. En el campo de la Educación se hace mucho más necesario, puesto que los paradigmas actuales son muy controvertidos y se requiere por tanto de todo un equipo de profesionales que bajo un clima de intercambio y colaboración se apresten a hallar solución a los problemas educativos en general y en particular a la atención a la diversidad, lo que presupone la satisfacción de las necesidades educativas especiales.
Esto requiere de una planificación sistemática de todo el sistema, el que debe estar elaborado de manera que cristalice a través del trabajo en equipo, ello demanda el intercambio sistemático de los logros, potencialidades, deficiencias y amenazas en el proceso, para lo que se trazarán nuevas acciones que posibilite el logro del objetivo.
Es necesario el trabajo en equipo como una relación compartida de actitudes, responsabilidades y de compromiso para logros y resultados exitosos.
Entre sus características básicas está la tolerancia, que conduce a desarrollar la capacidad para aceptar la diferencia de opiniones, actitudes, a admitir a los otros cual son.
Para finalizar:
La atención a la diversidad escolar presupone un trabajo cohesionado, tanto por los especialistas educativos como por el personal docente. Pero es preciso que el grupo de especialistas esté lo suficientemente preparado para asumir la conducción del proceso de satisfacción de estas necesidades. Ellos son los encargados de orientar y ejecutar las acciones requeridas para el logro de este objetivo, por tanto demandan de la constante preparación para la asunción del rol que les corresponde y las actitudes que favorecerán la meta a alcanzar.




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