Dinorah J. Reyes Bravo
El
lenguaje es la principal
característica que distingue al hombre de las demás especies animales. Es un proceso complejo que se forma sobre la base
de un sistema de reflejos condicionados a quien Pavlov denominó el segundo
sistema de señales.Gracias al
lenguaje, el ser humano ha podido transmitir su cultura y su tecnología a las
siguientes generaciones, lo que ha determinado el progreso de la civilización. El desarrollo del lenguaje se realiza mediante la
actividad social y de la relación del niño con los adultos, la imitación del
mismo y el conocimiento del medio circundante.
Tiene su sustento desde lo biológico en el cerebro.
Éste se divide en dos partes o hemisferios, que están conectados por
medio de un conjunto de unos dos millones de fibras nerviosas (cuerpo
calloso) que permiten a las dos partes del cerebro comunicarse entre sí. Cada
hemisferio controla la parte opuesta del cuerpo (el hemisferio derecho controla
la parte izquierda y viceversa).
La facultad lingüística está situada en
determinadas zonas de la corteza cerebral del hemisferio izquierdo (compartida
con otras funciones analíticas).
La asimetría entre los dos hemisferios se conoce
como lateralización.
En el hemisferio dominante no existe una zona
especializada en el lenguaje, sino varias zonas dispersas. Las lesiones en
estas zonas producen unos cuadros de trastorno del lenguaje fundamentalmente
graves.
La
actividad psíquica se encarga de establecer, organizar y planificar mentalmente
las acciones de forma previa así como sus posibles consecuencias, de lo que se
encarga el lenguaje.
La adquisición de la lengua materna tiene lugar en
una serie de etapas que es bastante común a los niños de todas las lenguas y
culturas. Algunas etapas son breves, y otras más largas; algunas pueden
producirse durante un periodo breve de tiempo, aunque en general la transición
entre ellas es bastante clara.
El desarrollo de este
proceso tiene lugar a partir de la estimulación que recibe el niño desde los
primeros momentos de vida. Éste se produce como se refiere a continuación:
2 meses: Balbuceo No
Lingüístico y Actividades Bucofonatorias. “Gorgojeos”
5-6 meses Balbuceo Lingüístico. Sonidos del habla de su entorno. Repetición de sonidos sin significado, pero parecen que
lo tienen, y el adulto los interpreta en función del contexto.
9-11 meses: Primeras palabras. Monosílabos
Reduplicados y Onomatopeyas
asociadas a situaciones.
12-18 meses: Frases. Superan las 50 palabras.
2 años: Lenguaje oracional. Hay un Lenguaje Telegráfico: estructura
gramatical en la que eliminan las palabras función, pero que no les suprima el
significado (determinantes, proposiciones,...)
El niño en lo adelante va introduciendo las principales estructuras
gramaticales:
ü Artículos determinados e indeterminados.
ü Pronombres personales, posesivos, demostrativos.
ü Adverbios.
ü Subordinaciones, etc.
Sobre los 3 años: Artículos determinados e
indeterminados.
2 ½-3 años: Adverbios
3 años: Yuxtaposición por conjunciones. Pronombres personales,
reflexivos, posesivos y demostrativos.
4 años: Subordinaciones causales y consecutivas.
A los 5 años (uso del lenguaje en distintos
contextos) ya usan las principales estructuras gramaticales, su
lenguaje ya está estructurado.
Esta información es significativa si queremos tener en cuenta el
estado del desarrollo del lenguaje al evaluar al niño. Conocer cómo se ha
producido o cómo se va desarrollando este proceso nos permite tomar acciones
preventivas. No podemos olvidar el principio vigotskiano que a enseñanza
conduce al desarrollo, en ello estriba la estimulación temprana.
Se distinguen dos formas y mecanismos de actividad hablada.
El habla expresiva: ésta comienza con el motivo o idea general de la
expresión, que es codificada en un esquema hablado y puesto en acción con la
ayuda del lenguaje interno y finalmente estos esquemas se convierten en habla
narrativa, basada en una gramática generativa.
El
habla impresiva: Sigue el curso opuesto, desde la percepción de un
flujo de palabras recibidas y seguido por intentos de decodificarlo; esto se
hace por el análisis de la expresión hablada percibida, la identificación de
sus elementos significantes y su reducción a un cierto esquema de lenguaje,
ello se convierte mediante el mismo lenguaje interno en la idea general del
esquema que conlleva la expresión y finalmente se decodifica el motivo yacente
tras ella.
El lenguaje tiene sus
funciones, entre ellas:
Como medio de expresión de
significados.
Como medio de expresión
emocional
Como instrumento de la
actividad psíquica.
Como medio de expresión de
significados:
En el proceso del habla se distinguen dos procesos fundamentales, la percepción
y la emisión. La percepción y comprensión del lenguaje está a cargo del analizador
auditivo verbal. En el hombre la sección periférica de este analizador se
localiza en la zona del oído externo, medio e interno, de esas zonas la
información es conducida por fibras nerviosas hasta el lóbulo temporal donde se
encuentra el núcleo del analizador (zona
de Wernicke).
El sonido que llega al oído externo se conduce en forma de ondas
sonoras al oído medio y de éste, gracias al movimiento alterno de la cadena de
huesecillos al oído interno, donde se realiza el primer análisis de la
información, por el cual éste se convierte en impulso nervioso y es llevado a
la parte central del analizador donde se realizan el análisis y las síntesis
superiores de la información, proceso que hará posible la comprensión de lo
escuchado.
En el caso específico de los sonidos del habla el proceso de
comprensión exige no sólo de un oído físico correctamente estructurado; sino
además del desarrollo del oído fonemático (que es la capacidad del
individuo de diferenciar los sonidos dentro de la palabra). Esta capacidad no
es congénita, sino que se adquiere en el mismo proceso del desarrollo del
lenguaje. Su desarrollo puede ser insuficiente independientemente que funcione
correctamente o no el oído físico.
Ejemplo de alteraciones por deficiencias en
el oído fonemático son cambios como agüela
x abuela, tamisa x camisa, etc. Por esta misma razón es importante desde las
primeras edades del niño mostrarle patrones correctos de dicción por parte de
los adultos.
El hombre manifiesta emociones,
sentimientos, sensaciones, exalta hechos, etc. a través del lenguaje. Se hace
referencia entonces a la función que nos indica que sirve como
medio de expresión emocional. Transmite el estado de ánimo del sujeto que habla.
Es importante tener en
cuenta que el lenguaje surge a partir de la necesidad de comunicación del
hombre durante el trabajo, requiriendo de un mediador para la transmisión
racional, intencional de la experiencia y el pensamiento.
El lenguaje, la palabra,
es la unidad específica del contenido sensible y racional con que se comunican
los hombres entre sí. El proceso de comunicación representa quizás la
expresión más compleja de las relaciones humanas. Es a través de la
comunicación esencialmente que el hombre sintetiza, organiza y elabora de forma
cada vez más intensa toda la experiencia y el conocimiento humano que le llega
como individuo a través de su lenguaje.
El animal en principio no
está capacitado para trasmitir y comunicar sus experiencias individuales a
otros representantes de su especie; además no está capacitado para asimilar la
experiencia de la generación de animales de su especie que le antecedieron. Lo
que distingue fundamentalmente al hombre del resto de los animales y que le ha
permitido el conocimiento y dominio de la naturaleza es que su personalidad, su
experiencia individual está constantemente relacionada con la experiencia de la
humanidad, gracias a la existencia de su lenguaje articulado, ya que los
animales no poseen idioma para hacerse entender, ni palabras para designar,
nombrar, categorizar, conceptualizar objetos.
Veamos ahora las
funciones de la comunicación:
Informativa: Tiene que ver con la
transmisión y recepción de la información. A través de ella se proporciona al
individuo todo el caudal de la experiencia social e histórica, así como
proporciona la formación de hábitos, habilidades y convicciones. En esta
función el emisor influye en el estado mental interno del receptor aportando
nueva información.
Afectivo - valorativa: El emisor debe otorgarle a su
mensaje la carga afectiva que el mismo demande, no todos los mensajes requieren
de la misma emotividad, por ello es de suma importancia para la estabilidad
emocional de los sujetos y su realización personal. Gracias a esta función, los
individuos pueden establecerse una imagen de sí mismo y de los demás.
Reguladora: Tiene que ver con la
regulación de la conducta de las personas con respecto a sus semejantes. De la
capacidad autorreguladora y del individuo depende el éxito o fracaso del acto
comunicativo Ejemplo: una crítica permite conocer la valoración que los demás
tienen de nosotros mismos, pero es necesario asimilarse, proceder en
dependencia de ella y cambiar la actitud en lo sucedido.
Las habilidades de comunicación preceden a la
aparición del lenguaje hablado, las que se desarrollan y tienen lugar en un
contexto de interacción social. Teniendo en cuenta esto el lenguaje oral es
visto como un fenómeno contenido en lo más amplio dentro de la comunicación,
misma que es entendida como proceso social y como competencia psicológica
interpersonal. El lenguaje oral, por tanto, surge como vehículo útil, además de
ser el instrumento perfecto para llevar actos de comunicación y de
representación.
Pendiente….
Nos quedaría tratar lo
relacionado con la evaluación del lenguaje escrito, importante por lo que
representa para la vida escolar del niño, para sus aprendizajes desde la
perspectiva académica y necesario también para esos aprendizajes de vida.