La entrevista o anamnesis es una de las técnicas
del proceso de evaluación psicopedagógica ya abordada con anterioridad. En ella
se busca obtener información que resulta de interés en este proceso que es muy
oportuna para la determinación de necesidades y buscar el origen de las
mismas.
Se solicita información que es necesaria contar con
los parámetros de la norma para considerar la desviación de la misma, que se
traduce en retrasos, alteraciones y trastornos. Muchas veces por falta de estas
precisiones no se tienen en cuenta eventos que tienen implicaciones en el
desarrollo del sujeto.
En esta oportunidad, a solicitud de algunos
compañeros de Educación Especial se hacen algunas de estas precisiones en
cuanto al desarrollo psicomotor y del
lenguaje.
El desarrollo psicomotor es diferente en cada niño y depende del
ambiente, su potencial genético o su carácter. Corresponde tanto a la
maduración de las estructuras nerviosas (cerebro, médula, nervios y
músculos...) como al aprendizaje que el bebé -luego niño- hace descubriéndose a
sí mismo y al mundo que le rodea, sin desatender la estimulación que reciba en
tal sentido de los adultos que lo rodean.
Existen factores que coadyuvan al óptimo desarrollo así como
al establecimiento de un sólido vínculo madre-hijo, una estimulación sensorial
oportuna y una buena nutrición.
Para poder considerar si existe un retraso en el desarrollo del niño es
bueno conocer el periodo en que se alcanza cada uno de estas etapas.
En el caso del desarrollo psicomotor:
- Sostén cefálico: 3 meses
- Sedestación 5-6 meses
- Gateo: 6-9 meses
- Pararse: 9-10 meses
- Marcha: 12-14 meses
Se considera como retardo si posterior a los 18 meses no ha adquirido
la marcha.
Agarre palmar: 6 meses
Agarre en pinza: 7-8 meses
La adquisición de la lengua materna tiene lugar en una serie de etapas
que es bastante común a los niños de todas las lenguas y culturas. Algunas
etapas son breves, y otras más largas; algunas pueden producirse durante un corto
periodo de tiempo, aunque en general la transición entre ellas es bastante
clara.
El desarrollo de este proceso tiene lugar a partir de la estimulación
que recibe el niño desde los primeros momentos de vida. Éste se produce como se
refiere a continuación:
2 meses: Balbuceo No Lingüístico y Actividades Bucofonatorias. “Gorjeos”
5-6 meses Balbuceo Lingüístico. Sonidos del habla de su entorno. Repetición
de sonidos sin significado, pero parecen que lo tienen, y el adulto los
interpreta en función del contexto.
9-11 meses: Primeras palabras. Monosílabos Reduplicados y Onomatopeyas asociadas
a situaciones.
12-18 meses: Frases. Superan las 50 palabras.
2 años: Lenguaje oracional. Hay un lenguaje telegráfico: estructura
gramatical en la que eliminan las palabras función, pero que no les suprima el
significado (determinantes, proposiciones,...)
El niño en lo adelante va introduciendo las principales estructuras gramaticales:
*
Artículos
determinados e indeterminados.
*
Pronombres
personales, posesivos, demostrativos.
*
Adverbios.
*
Subordinaciones,
etc.
Sobre los 3 años: Artículos determinados e indeterminados.
2 ½-3 años: Adverbios
3 años: Yuxtaposición por conjunciones. Pronombres personales,
reflexivos, posesivos y demostrativos.
4 años: Subordinaciones causales y consecutivas.
A los 5 años (uso del lenguaje en distintos contextos) ya usan las principales
estructuras gramaticales, su lenguaje ya está estructurado.
En síntesis, ya a los 5 años el niño debe haber concluido el desarrollo
del lenguaje en sus componentes fonético-fonológico y sintáctico-gramatical,
tanto el léxico-gramatical como el pragmático continúan evolucionando, todo en
dependencia de la influencia de los diferentes contextos en los que interactúa. Haber logrado el niño el desarrollo del lenguaje es de suma importancia pues ha alcanzado una condición previa para la adquisición de la lectoescritura.
Es importante señalar que el desarrollo de un periodo o etapa es un indicador de la necesidad de estimulación, considerando el carácter preventivo de la intervención, sin soslayar que pudieran darse casos que la misma tenga una dimensión correctiva-compensatoria.
Es importante señalar que el desarrollo de un periodo o etapa es un indicador de la necesidad de estimulación, considerando el carácter preventivo de la intervención, sin soslayar que pudieran darse casos que la misma tenga una dimensión correctiva-compensatoria.
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